Emociones, Procesos, sueños y muerte

Miedo a equivocarse

dirección imposible, dirección posible

El miedo inscrito en el sistema nervioso

El error forma parte del aprendizaje. Prueba y error hasta que algo encaja, algo nuevo emerge.

Pero, ¿es siempre así la relación que tenemos con el error? ¿Podemos reconocer los lugares en el cuerpo que se quedan atrapados en un miedo inconsciente, en un miedo paralizante que nos interpela?

¿Y si me equivoco al elegir? ¿Y si me equivoco al moverme de los lugares conocidos?

La mayor parte de las veces, el error es enmendable. No hay nada dramático en equivocarse.

Pero nuestra fisiología, nuestro sistema nervioso, puede no estar tan de acuerdo con ello.

Este miedo grabado en el sistema nervioso puede estar vinculado a memorias infantiles, memorias prenatales o incluso memorias transpersonales que nos colocan en un lugar de máxima indefensión desde lo inconsciente, sin que nos demos cuenta. Se trata de memorias somáticas vinculadas a la supervivencia más primaria y están inscritas en nuestro sistema nervioso.

A veces el miedo funciona como un mecanismo tan subterráneo que no nos damos cuenta de cómo está a cargo. Y otras veces grita y ahí podemos igual empezar a dialogar con él.

Cuando sentimos miedo en algunos sueños, como en las llamadas pesadillas, puede ser que estemos entrando en contacto con memorias que nos resultaron traumáticas. Si lo estamos soñando, por muy intenso que se presente, es porque el sueño está queriendo transformar y curar la vivencia desde las capas más profundas. Profundizaré más sobre el propósito y funcionamiento de las pesadillas en otra entrada. Por el momento, si las tienes, apúntalas. Y valora, si al ir prestándoles atención al escribirlas, van perdiendo intensidad emocional y te es más fácil relacionarte con aquello a lo que el miedo apunta.

El miedo como emoción primaria

El miedo como emoción primaria surge como señal de que nos estamos acercando a algo que es desconocido hasta ahora. Lo desconocido puede no ser terrible, puede estar lleno de una nueva vida. Elegir otra dirección, confiando en la incertidumbre. La vida se abre paso, cambia de forma. Hay un umbral entre lo conocido y lo desconocido. No podríamos acceder al nuevo territorio sin el miedo. Nos ayuda a trascender ciertas limitaciones y a utilizarlo como combustible de movilización. Si en nuestra historia, el miedo nos paralizó, en vez de movilizarnos, y estamos ahí, entonces a lo que nos acompañan los sueños en este momento es a transformar nuestra relación con esas memorias y a descongelarlas.

Recuerdo un sueño en el que un perro se acerca hacia mí corriendo y yo siento miedo por el posible ataque. Lo que recibo es un abrazo y un lametón. Y un gran alivio y amor. Éste es un ejemplo de cómo los sueños nos acompañan en afinar nuestra percepción, en actualizar la que somos y el filtro a través del cual miramos.

En este tipo de sueños, hay una trama específica y el yo del sueño siente algún miedo, alguna impaciencia y aceleración, y resulta que el sueño despliega magia, y allí donde el yo del sueño percibía peligro, el sueño devuelve confianza. Hay una apertura hacia lo desconocido, a romper el molde del miedo preestablecido y atreverse. Puede ser un gesto pequeño, pero es algo que permite la movilización, la muerte de la forma anterior, de la idea preconcebida.

Invitación para el sueño, cuando el sueño desafía el miedo

Te invito a que conectes con alguno de los sueños que has tenido en el que sientes el miedo.

¿Dónde lo sientes en tu cuerpo? Intenta identificar el lugar somáticamente.

¿Qué pensamiento desencadena?

¿Cómo responde el sueño? ¿Te sorprende con una apertura a la confianza? ¿Desafía tu pensamiento, tu creencia? ¿O por el contrario, refuerza tu creencia y la intensidad emocional?

Presta atención a cómo responde el sueño ante tu miedo. En cada sueño lo hará de una forma diferente. Rastrea los matices entre cómo estás tú y cómo responde el sueño.

La invitación para la vigilia, en relación al trabajo con el sueño, es entonces:

Conecta con el lugar de tu cuerpo donde identificas el miedo, que sea una brújula. Cuando surja la sensación sentida del miedo en tu día a día, para un momento. Respira.  

¿El miedo que sientes responde a un peligro real ante tu supervivencia en este momento?

 Si no es un peligro real, ¿Puedes vincular el miedo a una creencia específica?

¿Puedes elegir otra posibilidad para ti, otra narrativa para lo que está pasando que es desconocido? ¿Puedes ofrecer otra ruta de tranquilidad para tu sistema nervioso, como lo han podido estar haciendo tus sueños?

Toma al miedo como un ayudante del umbral y confía en tus sensaciones. ¿La elección que tienes miedo de tomar implica un peligro a tu supervivencia? ¿Puede ser la elección una equivocación fatal?

 A veces, la respuesta está en probar con elecciones más pequeñas, movilizar ciertas dinámicas para afianzar el músculo de transitar el miedo entre lo conocido y lo desconocido.

¿Hay algo más además de miedo a la hora de elegir? ¿Hay algo de entusiasmo? ¿Hay tristeza? Rastrea. Y si sientes confusión, sigue a la escucha. No hay prisa, más sueños y más juego te irán dando claridad. Y si te equivocas, confía en que tienes los recursos para cambiar el rumbo, e ir desplegando una mayor creatividad que está en ti, y que te está acompañando siempre desde lo desconocido.

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