Procesos

La tensión de los opuestos y la nueva opción

la tercera vía

Decía Carl Jung que “la vida solo nace de la chispa de los opuestos”. La tensión de los opuestos, desde esta perspectiva, se conforma de energías complementarias que se necesitan mutuamente para estar en equilibrio dinámico. Sostener la tensión de dos elementos en apariencia opuestos, permite la liberación de energía y creatividad para que se abra una tercera vía. Esta idea es fundamental en el taoísmo, con la imagen bien conocida del Yin y el Yang, como energías creadoras de la vida.

Los sueños son esa fuente de creatividad que nos invita constantemente a observar nuestra posición relativa y la de las demás partes que nos conforman. Incorporar lo inconsciente a lo consciente es una de las vías para crear la vida que queremos.

Sentir la tensión de los opuestos

Más allá de una idea es un sentir en el cuerpo. Sentir dos movimientos divergentes en el cuerpo nos puede llenar de incertidumbre. Cuántas veces queremos tener razón y que se nos dé la razón y entender que el otro o la otra está equivocado. En todas las relaciones existen momentos de conflicto, y es lícito que se nos escuche y valide lo que ponemos sobre la mesa. El conflicto es en sí, creador.

Lo interesante cuando nos abrimos a lo que el otro o la otra tienen que decir es permitir que se genere esa tensión suficiente para aceptar una mirada diferente de quién tenemos delante. Ahí se puede revelar una oportunidad de ir más allá de patrones y creencias aprendidas y que surja algo nuevo. De lo contrario, si no nos permitimos la transformación interna, el punto de vista que sostenemos nos puede hacer mucho daño. En sueños, estas dinámicas las podemos entender como partes de nosotras mismas, aquellas con las que nos identificamos y aquellas que rechazamos.

El relato de un sueño

Hace unos días, un final de sueño me reveló de forma muy clara esta dinámica. Aquí el relato:

“Veo la pantalla de un ordenador. Es como si hubiera un juego de dibujos animados interactivo. En la pantalla, veo en primer plano a 2 jóvenes, vestidos de negro, preparados para un combate. Esa parte de la pantalla también está oscura. Y más arriba en la pantalla, se ve una zona verde, que representaría un prado y hay una flor naranja. Se puede leer la frase: “¿Con quién vas?” Y a los dos jóvenes de cómic mirando orgullosos, buscando ser el escogido. Respondo: “Con la flor”. Y la tensión que se percibía de los contrincantes se desinfla, dando paso a algo nuevo en cada uno de ellos.”

Agradezco profundamente esta sencilla manera de plantearme la tensión de los opuestos. Son dibujos animados que no reconozco, dentro de un juego. Este hecho le quita tensión dramática a mi identificación con uno u otro. Al escoger yo la flor, se abre una nueva oportunidad para ellos, en los que se rompe la dinámica de poder sobre, para que puedan relacionarse desde otro lugar.

Escoger la flor estos días implica una profunda benevolencia con cada voz que se presenta en mi interior y que necesita algo. Es saber que hay un tiempo para cada cosa. Tiempo para la actividad, tiempo para el descanso, tiempo para el estar hacia afuera, tiempo para el estar hacia adentro. Así sostengo la tensión de los opuestos, moviéndome con ellos desde un centro amoroso. Así, cuando aparecen voces disonantes o excluidas, puedo pararme a escuchar, sin que se me lleven y sin cerrarme.

¿En qué dinámica de tu vida interna o externa en conflicto puedes escoger la flor? ¿En qué situación de tu vida puedes ahora sostener la tensión y la incertidumbre de saber que eres más amplia de lo que crees? ¿Qué les pasa a las distintas partes de ti cuando reciben que has escogido la flor?

¿Cómo es para ti escoger el camino de la flor?

¿Qué nos implicaría como colectivo escoger el camino de la flor?

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